El trazado de Marina Bay ofrece un verdadero reto en cuanto a la gestión de neumático se refiere. Un asfalto de naturaleza urbana que se encuentra en unas latitudes cuyo clima caluroso y húmedo influyen de igual manera sobre las gomas. Como añadido la configuración del circuito en sí, con numerosos eventos de tracción que ponen a prueba la trasera de los monoplazas. El equipo Mercedes ha venido batallando en las últimas temporadas para idear soluciones que mitiguen la fatiga por exceso de temperatura en los neumáticos.

En 2016, sobrepasaban este objetivo llegando a poner las gomas por debajo de su rango de funcionamiento. Efecto contraproducente al no poder extraer el máximo partido a los compuestos, en especial a los más duros que suelen ser utilizados para el segundo stint. En 2017, la novedad de esta generación de monoplazas trajo consigo una gama cuya resistencia al estrés térmico proponía más dificultades en este tipo de carreras. Por otro lado, la concepción del W08 con una distancia entre ejes más generosa les ponía más trabas al equipo de Brackley. A pesar de ello, ambos retos fueron superados con triunfos de Nico Rosberg y Lewis Hamilton respectivamente, aunque no sin muchos apuros.

En la pasada edición del Gran Premio de Singapur, la victoria se fue cocinando a fuego lento desde el viernes. Mercedes fue de menos a más, encajando las piezas en el puzzle. En primer lugar, trabajando en el ala trasera con unos endplates que equipaban cuatro aperturas en ángulo para equilibrar las presiones en un área en la que potencialmente se generan turbulencias. Con los vórtices bajo control, y una parte trasera más estable, era momento para comprobar la efectividad de otra solución que ayudaría a tratar mejor las gomas.

En los libres 2 los equipos se percataron de la degradación del híper blando. Surgía la necesidad de mimar este compuesto para evitar una segunda parada, ya que la diferencia de tiempo entre éste y el ultra blando imposibilitaba clasificar en Q2 con garantías. Ferrari realizó el intento, fallido a la postre con la consiguiente pérdida de tiempo. Por tanto, franjas rosas y el mínimo de intentos para dejar ese juego lo más intacto posible de cara al inicio de carrera hasta la primera parada.

Con Mercedes habiendo preparado el coche correctamente, Hamilton cumplió su parte en Q3 marcando una vuelta que él mismo no pudo superar y que posteriormente reconoció como prácticamente imbatible. Pole position en este tipo de circuitos asegura menos problemas el domingo, especialmente por rodar con aire despejado al frente evitando así sobrecalentamiento en frenos, partes del motor así como en los neumáticos. Mucha incidencia en ellos ya que fue la clave.

Primer stint con un ritmo lento y pausado en virtud de prolongar al máximo el híper blando, tarea nada fácil por otra parte. Hamilton lograba mantener a raya a sus rivales hasta que la ventana de paradas estaba a punto de abrirse. En esas, el inglés dio un cambio de ritmo que pilló a Ferrari a contrapié poniéndoles en la obligación de perseguirle para hacer efectivo el futuro undercut que sin éxito intentaron. Para que el líder de la carrera pudiera efectuar esta estrategia, Mercedes le dotó de armas.

Las llantas y el conjunto del tambor del neumático del W09 en Singapur presentaban un paso adelante en la disipación del calor. Por un lado el tambor que en lugar de ser plano, fue cóncavo. De esta forma permite crear una cámara de aire. Mayor volumen de aire para cargarlo de calor y ser evacuado hacia el exterior. Mientras, el diseño de las llantas (vistas en Spa por primera vez esta temporada) poseían mayor superficie de contacto con el neumático en su conjunto. Mayor número de radios y menor distancia entre los mismo que también habilitarían la expulsión del aire caliente a mayor presión. Estas soluciones fueron de alguna manera ocultadas por el equipo, ya que no fueron avistadas hasta el mismo momento en el que los monoplazas se sitúan en parrilla.

Haciendo aplicado estas soluciones de manera tan efectiva, Hamilton aventaja a Vettel en 40 puntos en un momento crucial de la temporada. Momento en el que Ferrari debía imponerse. Sin embargo tanto Monza como Singapur han representado un verdadero jarro de agua fría en las nucas ferraristas, que ahora deben hacer frente a la necesidad de victoria segura en todas y cada una de las carreras restantes para continuar de alzar un título de pilotos más de una década después. Un escenario que pone la pelota en el tejado de Brackley.

La solución que ayudó a Hamilton en Singapur

 

Imágenes: Giogio Piola / Mercedes AMG F1