Ferrari a través de Sergio Marchionne se une, en parte, a la disconformidad expresada por Mercedes y Renault recientemente. La nueva normativa cuya entrada en vigor se estima a partir de 2021, tiene como objetivo abaratar costes en las unidades de potencia. Aunque éstas conserven su arquitectura actual (motor de combustión de seis cilindros turboalimentado), los cambios a nivel híbrido son significativos.

Ante todo la eliminación del MGU-H, cobrando mayor relevancia el MGU-K devolviéndole la versatilidad del ya extinto KERS. Centralitas y baterías estándar además un turbocompresor limitado por normativa en tamaño y peso. En este punto es donde surge el desacuerdo con los motoristas mencionados.

Lógicamente los costes durante la temporada se verán disminuidos, a tenor también de la restricción de 3 motores por temporada que se pondrá en marcha el próximo año. Una medida que puede prolongarse en el tiempo acarreando unos costes de desarrollo mayores para asegurar la fiabilidad de los distintos componentes de la unidad. Y éste es el quid de la cuestión.

En adición, queda en el aire aún la forma de construir motores cuya eficiencia térmica esté al nivel de los actuales. Para 2021 al haber menos elementos recuperadores de energía calorífica (MGU-H), el MGU-K correrá con toda la responsabilidad de la tarea. Por tanto, será el próximo factor diferenciador. Aquél que consiga desarrollar de forma efectiva este componente habrá ganado mucho terreno aunque invirtiendo una gran suma en ello. Ésto último parece ser el detonante para que el mandatario de la casa de Maranello alce la voz:

“Liberty tiene varias buenas intenciones en todo esto, una de ellas es reducir el coste de funcionamiento de los equipos, lo cual creo es bueno”.

“Pero hay un par de cosas en las que no estamos de acuerdo. Una de ellas es el hecho que, de alguna manera, la singularidad del tren motriz no será un elemento diferenciador en la parrilla. No toleraría eso para el futuro”.

“El hecho que por ahora no estamos de acuerdo en la estrategia a seguir y que vemos que la categoría está dirigiéndose a un rumbo distinto en 2021, obligaría a Ferrari a tomar decisiones”.

“Entiendo que Liberty ha tenido esto en cuenta al dar su punto de vista, pero creo que debe estar totalmente claro que, a menos que veamos que lo que se decida es beneficioso para el mantenimiento de la marca y su mercado y fortalecer la posición única de Ferrari, Ferrari no jugará”, declara Sergio Marchionne.

Ferrari ahora juega su papel en esta carrera abierta de aquí a finales del 2018. Un plazo en el que se va a dar forma y concretar todos los aspectos de cara a 2021. Un año antes, la marca italiana podría perder su derecho a veto con lo que no tendría el poder decisión e influencia sobre la categoría. Dicho veto es objeto de eliminación por parte de Liberty Media según lo expresó Chase Carey a Motorsport.com, idéntica fuente que recoge las anteriores palabras de Marchionne.

El mensaje que deja en el aire Sergio Marchionne es claro: si ésto no nos convence nos vamos. No es la primera vez que el equipo más longevo de la parrilla se expresa de esta forma, y siempre han continuado año tras año. La F1 necesita a Ferrari así como Ferrari necesita a la F1, son una simbiosis casi inquebrantable que ha ido gestándose desde los amaneceres de la competición.

Il Cavallino dio su salto a las calles como vía de financiación del equipo de competición. La F1 es parte del ADN ferrarista por lo que no se concibe la máxima categoría con los bólidos rojos cada domingo. Toca ahora pues encontrar un camino para satisfacer a todas las partes, la nueva normativa sugiere muchas dudas y este lapso de un año es el idóneo para determinar el futuro de la categoría.

 

Autor: Pablo Bernal /@PabloBernal333

Foto: Sutton Images