Son momentos muy duros para todo aquel que trabaja o apoya al equipo Mercedes. Pese a haber ganado su octavo título de constructores consecutivo, el sentimiento de frustración en Brackley es muy fuerte, tal y como ha reconocido el jefe del equipo, Toto Wolff. El austriaco compara el polémico final del GP de Abu Dabi con el gol de Maradona en la final del Mundial 1986, que lo anotó con la mano y, pese a ser ilegal, no fue invalidado.

Además, reconoce que la impotencia que siente no la sentía desde niño, perdiendo el Mundial de Pilotos en la última vuelta del calendario más largo de la historia de la Fórmula 1.

Lo que pasó está a la altura de la mano de Dios o lo de Wembley. No queríamos ganar el Mundial en los tribunales, ya que hubiese sido raro que la FIA fuese la parte demandada y el juez al mismo tiempo. Eso nos libera un sentimiento de impotencia, al igual que en la última vuelta del domingo, no me sentía así desde niño”, ha explicado.

Una decisión incoherente del director de carrera le ha quitado el título a Lewis. Tanto él como yo seguimos completamente desilusionados y mi corazón y mi alma siguen llorando por cada poro”.

“Cuando se ignoran los principios de la Fórmula 1 y el cronómetro ya no tiene valor alguno, empiezas a cuestionar si todo el trabajo, la sangre, el sudor y las lágrimas valen la pena“, ha lamentado para finalizar.

Sin entrar a valorar la decisión de la FIA en la última vuelta, es realmente doloroso lo que les ocurrió al equipo Mercedes y a Lewis Hamilton en particular. Trataron que la FIA volviera a investigar lo sucedido y no consiguieron que se revocara la decisión, por lo que protestaron no acudiendo a la gala anual que organiza el máximo exponente del automovilismo.

 

Imagen: @MercedesAMGF1