La Columna del Becario: Ready para el mambo

Permítanme que empiece estas líneas dejando claro que no escribo preso del delirio del momento, si no que esta enfermedad por Alonso quiero dejar constancia que viene de lejos, pero sin duda, actuaciones como las de hoy renacen una llama que algunos creían extinta, y nos traen de vuelta a un samurái luchador que nunca se fue, solo estaba escondido.

Hemos vuelto, y lo hemos hecho en forma de marea naranja que golpea con armas inferiores a su rival, pero que lo hace con garras cargadas de ilusión y de entusiasmo; no es el mejor coche, pero sí el mejor piloto, y eso, sumado a la fuerza que podamos transmitirle, a las mejoras prometidas por Mclaren, y a las presumibles evoluciones del motor Renault, nos traen a la palestra un coctel imbatible removido por las mejores manos que el mercado puede ofrecer.

Tras tres años de vagar errantes sin rumbo, vemos la luz, y sí, es cierto, el rendimiento todavía no es suficiente, las mejoras no son las esperadas, pero Alonso ya no es una diana fácil carne de ser doblada, o rebasada como si de una bicicleta se tratara; puede defenderse, y no solo eso, si no que puede atacar, algo novedoso tras años de eterna y ciega pretemporada.

Viene Barhein, empezamos con diez puntos y con una ilusión expresada en la innegable sensación y esperanza de que todo va a ir mejor; el barco que vimos hundirse, salir a flote como canoa, ve posibilidad de irrumpir en el océano de la competición cual transatlántico, arrasando las fuertes olas y todas las dificultades que puedan presentarse. Pero me reitero en mi palabra, no importa el tamaño del barco ni la fortuna de su rumbo, aunque venga otro temporal seguiremos a bordo contra marea, aunque háganme caso, pronto disfrutaremos de tan larga ruta…