Un homenaje a Clay Regazzoni se ubica en una grada, a pocos metros del trazado callejero de Long Beach. Estamos en 1980 y este Gran Premio de los Estados Unidos, Costa Oeste, es para Clay, su carrera Nº 133 en la máxima categoría. Como siempre, con esa profesionalidad que siempre le caracterizó, desde su lejano debut al volante de una Ferrari, realizó las prácticas y la clasificación. Hoy es el día donde su trabajo será posicionar al Ensign MN 180 lo mejor posible, tal vez llevarse algunos puntos.

Long Beach

Para Clay Regazzoni era un circuito favorable. Acaso, ¿no fue su nombre el que cruzaría primero la meta en la edición inaugural de la carrera a la sombra del Queen Mary? Él fue quien inauguró la racha ganadora para Ferrari en el intricado trazado. En los años posteriores, por los medios mecánicos o por algún exceso del que quiere ir más rápido, los resultados no se volvieron a dar.

Ferrari

Mucha de esta falta de resultados fue consecuencia de conducir monoplazas poco competitivos, en donde su experiencia suplió la falta de medios. Es por eso que podemos dividir la campaña del suizo entre los primeros siete años – conduciendo para Ferrari con el interludio de BRM y la campaña a partir de 1977.

Desgraining un homenaje a Clay Regazzoni

Pequeños teams ingleses

A partir del Gran Premio Argentina 1977, Clay condujo para Team Tissot Ensign (1977), Shadow Racing Team (1978) y Albilad-Saudi Racing Team – Williams – (1979) para retornar a Ensign en el Unipart Racing Team en 1980.

El 80

Con el correr del tiempo ha resultado paradójico que el piloto que reemplazara a Clay, tanto en Ferrari como cuatro años después en Williams, haya sido Carlos Reutemann. Justamente cuando la Fórmula 1 llegó a la Argentina para comenzar el trigésimo campeonato, el Lole se encontraba al volante del Williams Nº28 mientras que Clay había retornado a Ensign con Morris Nunn.

Los Grandes Premios de Argentina, Brasil y Sudáfrica mostraron lo mejor del equipo inglés en toda la temporada. En las carreras sudamericanas, el Ensign Nº14 tuvo un doble abandono por flanco averiado y suspensión respectivamente. En Sudáfrica arribaría 9no (hoy por hoy hubiera sumado dos puntos) tras salir 20º.

Gran Premio USA Oeste

Long Beach y sus calles esperaban a toda la Fórmula 1. Clay tenía sobradas esperanzas en conseguir un buen resultado en esta carrera. Un circuito urbano no demanda tanto la velocidad como la pericia y la tracción del vehículo. La combinación Clay – Ensign contaban con argumentos más que valederos para llevarse puntos. La fecha, el 30 de marzo de 1980.

Terrible suma de pequeños incidentes

Clay logró clasificar en última línea. Casi como una ironía del destino, a su lado se encontraba Emerson Fittipaldi. Seis años antes peleaban por el cetro máximo y hoy estaban, sin saberlo, corriendo por última vez en las calles de Los Ángeles en la Fórmula 1 (Emo volvería con los Indycars).

Apenas arrancar la carrera, Derek Daly frena para poder ingresar en la orquilla Queen’s Hairpin. Esto obliga a Jean P Jabouille a hacer lo mismo. Detrás, Mario Andretti no puede evitar subirse sobre la rueda trasera izquierda del Renault Nº15. Al ver esto, Jochen Mass se abre para no colisionar con el Lotus del ítaloamericano, llevando para afuera al Brabham de Ricardo Zunino. Este no puede evitar colisionar contra el muro exterior y abandona. Estacionan su Brabham en la salida de escape al final de Shoreline Drive, casi bloqueando esta ruta de escape.

El accidente

En la vuelta crítica de esa carrera, tal vez por el exceso de uso, el pedal de freno no respondió a la orden de Clay. Sin frenos. El Ensign Nº14 fue derecho a impactar una parte contra muro de contención, y parte contra el Brabham allí estacionado. En adición a la colisión el Ensign se prendería fuego. Cuando llegaron los resultados sobre su condición física, estos indicaron que, por fortuna, el suizo había sobrevivido, pero nunca más volvería a caminar.

Una nueva vida

El accidente significó su adiós a la Fórmula 1, una categoría a la que le dio todo, pero no le retribuyó de la misma forma. Ya en silla de ruedas, su amor por los coches no se extinguió y volvió a correr una de las carreras más duras para cualquier piloto, la Paris – Dakar.

A cuarenta años del accidente de Long Beach, este articulo rinde su tributo Clay Regazzoni, un gran estereotipo del piloto de los años setenta.

 

Imágenes: Alessia Regazzoni