Los verdes prados y densos bosques que circundan el Red Bull Ring suponen un bucólico contraste con la carrera protagonizada por los pilotos de Toro Rosso. El Gran Premio de Austria resultó completamente estéril, la prueba en casa de la empresa madre no sólo deja los bolsillos vacíos sino también a ambos pilotos en el punto de mira. Primero Carlos Sainz, sin orden de prioridad pero sí de suceso. Es conocida la predisposición del madrileño a negociar con equipos que puedan darle más oportunidades que un equipo junior, el cual ofrece hasta un cierto límite que no excede de servir de plataforma para el aprendizaje e iniciación de potenciales corredores en el equipo senior, Red Bull.

Cuentan con él para 2018, más que contar han ejercido ya su opción para mantenerle en las filas del equipo de Faenza. Tras informaciones que tornaban el asunto en un tira y afloja entre el piloto y la cúpula de la empresa austriaca, Sainz salió al paso aclarando no existir ningún problema. Un intento de apaciguar las aguas revueltas, muchos pilotos y pocos asientos dentro del seno de Red Bull. Ambiente que pone en tensión a los pilotos, véase sus errores en momentos delicados como el mismo inicio de la carrera.

Justo ahí es donde falló esta vez Daniil Kvyat. Con el propio Sainz realizando una arrancada pobre, al igual que Max Verstappen, el ruso adelantó posiciones hasta la frenada. En esta aproximación el piloto embistió a Fernando Alonso y éste mismo a Max Verstappen como parte de un efecto dominó. El piloto de Ufa terminó último tras haber tenido que parar en boxes por los daños añadiéndose un Drive Through como penalización por el accidente:

“No es la carrera que esperábamos. En cuanto al inicio, fue bueno. Entonces no pude ver demasiado delante de mí. Creo que Verstappen también tenía un problema y Alonso reaccionó. Él lo vio y yo no, así que di un paso atrás y perdí todas las referencias. Intenté sacar los mejor de mí pero terminé chocando, desgraciadamente. Fue molesto para mí y para el resto, pero estas cosas le pasan a todos los pilotos. Ahora sólo necesito una ducha fría antes de Silverstone, echar un vistazo, corregir lo que sea necesario y seguir adelante”. Relató Kvyat.

Por otro lado Sainz tampoco estuvo libre de problemas. En los primeros giros ya reportó problemas en el motor, mientras Marco Matassa le animaba a continuar. Finalmente hubo que retirar el monoplaza en la vuelta 45, según detalló a los medios el piloto el sistema de lubricación pudo ser el origen:

“¡Una pena! Tuvimos un problema con el motor desde que empezó la carrera. Sentí un fallo durante las primeras diez vueltas, lo que hizo que pasara de noveno a decimosexto. Probamos todo con el objetivo de hacer que funcionara y durante 15 vueltas jugamos con los interruptores tratando de conseguir que el coche funcionara. Al final por desgracia no pasó, aunque conseguimos recuperar algo de ritmo. Como los problemas seguían tuvimos que retirar el coche. Es decepcionante y claramente no es lo que necesitábamos, especialmente porque los puntos parecían posibles. En general, lo describiría como un final difícil para un buen fin de semana. La clasificación de ayer fue buena y yo estaba en los puntos antes de que apareciera el problema, así que hay algún aspecto positivo. Ahora toca esperar al Gran Premio de Gran Bretaña la próxima semana en Silverstone, uno de mis GP y pistas favoritas. Lo puedo considerar mi segunda casa, ya que vivo en Londres cuando no estoy en Madrid”. Expresaba Sainz.

Así Toro Rosso deja atrás un Gran Premio que pintaba bien, con posibilidades reales de poder batallar por un top diez junto con Williams, sin duda el equipo de Grove encarna justo lo opuesto a los de Faenza. Con el gran resultado de Romain Grosjean, la separación entre Toro Rosso y Haas se cuantifica en tan solo 4 puntos. Sexta plaza en el campeonato de constructores que peligra de cara al Gran Premio de Gran Bretaña.

 

 

Autor: Pablo Bernal / @PabloBernal333

Foto: Toro Rosso