Resulta más que evidente que las relaciones entre McLaren y Honda no pasa precisamente por sus mejores días. Habiendo firmado ambos en 2013, los nipones desembarcaron de nuevo en la F1 en 2015 produciéndose una situación ciertamente pareja a la de hoy día. Test con poco rodaje a causa de la falta de fiabilidad y tiempos muy discretos (dada la entidad de los de Woking) debidos a un más que palpable déficit de potencia.

Dos temporadas completas en un estío han hecho de este matrimonio una unión estéril en términos de resultados. En los comienzos del regreso de Honda se aludía a épocas en las que gozaron de mayor gloria, tal y como en aquella en la que Senna y Prost dominaron la categoría a finales de los 80 y principios de los 90. Entre medias un discurso general de retomar esta senda, en otro escenario completamente diferente en el batallaban por acabar las distintas sesiones, ya fueran libres, clasificación o carrera.

Con la temporada 2016 a punto de comenzar, Yusuke Hasegawa tomaba las riendas de un motorista que parecía perdido dentro del Gran Circo. Un dirigente conocedor de esta competición gracias a sus años en la antigua Honda que hizo sus maletas allá por el 2008. Más conciliador y menos optimista que Yasuhisa Arai cambió la dirección en los diseños del motor. Éste ya daba algunas señales de vida, sin embargo continuaba pobre en algunos sentidos.

Acabando el campeonato como sexto equipo por delante de Toro Rosso, Renault, Sauber y Manor, 2017 se presentaba como el año en el que el fabricante nipón diera ese paso adelante. El mes de octubre fue el inicio de la construcción y diseño de la nueva unidad según declaró Hasegawa en aquellas fechas como explicación al no uso de los tokens restantes. Cuatro meses prácticamente hasta poner el nuevo monoplaza sobre la materia gris de Montmeló.

Llegados a la localidad barcelonesa, tanto unos como otros se toparon con reminiscencias materializadas in situ. Nuevamente la carencia de durabilidad y el bajo rendimiento encendían las alarmas puesto que los japoneses no estimaban estas fallas. Desde Honda afirman estar asustados, literalmente, con la situación mientras Eric Boullier con rotundidad afirma que las victorias estarían más cerca si fueran motorizados por Mercedes. Declaraciones recogidas por Manu Franco en el Diario As.

En Honda ya empezaban a plantear la opción de suministrar a otros equipos, con ampliación de infraestructuras inclusive de cara a 2018. Mclaren quiso asegurarse la exclusividad de los propulsores nipones, que no solo aportan motricidad al monoplaza. También Honda pone 100 millones cada temporada, convirtiéndose así en el mayor apoyo monetario en la F1 ante la escasez de patrocinios derivados a su vez de los pobres resultados. Todo un bucle.

Con los cruces de declaraciones entre Mclaren y Honda, el mensaje por parte de los de Woking es claro: esta situación se debe a ellos. Fue claro Boullier en la primera semana de test cuando fue preguntado acerca del rendimiento y el retraso en el programa: “Preguntadle a Honda”. No le es posible ocultar ni disimular el descontento imperante con los japoneses. Fernando Alonso también se manifestó ante los micrófonos. Fue consultado sobre las disculpas públicas emitidas por Hasegawa:

“No me vale. Hay que ganar y estamos preparados todos en el equipo menos ellos. Así que vamos a ayudarles, como digo, en todo lo posible. Saber qué tenemos que mejorar de manera inmediata y espero que sea muy pronto. O sea que con las pilas a tope pero sabiendo que ahora hay que arrimar un poco el hombro”.

Toca ahora aguantar el chaparrón. Es por ello que en medio de esta tormenta y habiendo puesto ya todo un poco en perspectiva, la BBC cuenta que Mclaren está reaccionando ante todo esto. La solución sería directamente desvincularse con Honda para traer de vuelta los motores Mercedes, los cuales estuvieron equipados hasta 2014. Año en el que tuvo lugar el último podio, doble en este caso con Jenson Button y el debutante por aquel entonces Kevin Magnussen. Tercero y segundo respectivamente al caer la bandera a cuadros en el Gran Premio de Australia.

El medio inglés amplía información confirmando un acuerdo informal y temprano entre McLaren y Mercedes. Ciertamente, el divorcio entre los de Woking y los de Sakura se antoja harto complicado. Aparte del desembolso de 100 millones, los pilotos son parcialmente asalariados de Honda. Mucho soporte proporcionado por el gigante asiático, por lo que estamos ante un pulso entre sanidad económica y resultados. No es previsible un cambio de la noche a la mañana, se trata de una unión atada en muchos puntos.

La balanza podría desequilibrarse en 2018. Zak Brown apuntaba previamente a la presentación del MCL32 la necesidad de tener otro patrocinador principal para el próximo año. Quizá sea esta la vía que busque McLaren para cambiar de suministrador. Todo dependerá de la atracción que genere el equipo en esta temporada, la cual ya se plantea ardua sin ni siquiera haber empezado, añadiendo más dificultad aún a estos planes virtuales.

 

Autor del artículo: Pablo Bernal/@PabloBernal333

Foto: Racecar engineering