Carlos Sainz se saludaba antes de la carrera en la parrilla del Hungaroring con su ‘ídolo’ Fernando Alonso. Una escena que evocaba el respeto de dos guerreros que se admiran antes de la batalla. Y así fue. El de Faenza afiló sus armas en la salida donde estaba situado octavo detrás de su ídolo, a quien superó tras apagarse el semáforo. Arrancada fulgurante del 55 que se hizo con la sexta plaza.

 

 

Salió el safety car por el porrazo de Mad Max Vertappen a su compañero Riccardo y se marchó en la vuelta 5. Tras la reanudación de la prueba, Alonso intentó recuperar la posición en la curva 1 del autódromo magiar. Pero en el asfalto no hay amigos y Sainz se defendió como gato panza arriba. Le cerró la puerta a su ‘profesor’ que se marcó una excursión por el exterior del asfalto.

Favorecido por la lucha, Sainz se distanció 4 segundos de Alonso hasta que llegó la primera y única parada en boxes. Fue en la vuelta 35 cuando los dos ‘colegas’ se pasaron por el garaje de la manita. Del pitlane salió primero el madrileño, pero con el Nano pegado a él, gracias a una sensacional cambio de ruedas de McLaren.

Sainz pudo aguantar un par de envites de Alonso, quien iba con el cuchillo entre los dientes. Y a la tercera fue la vencida en el giro 37. Finalmente, Carlos cruzó la línea de meta el séptimo, un gran resultado teniendo en cuenta que su ‘lata de bebidas energética’ está para pocas alegrías. De este modo, Sainz consigue puntuar por séptima vez del curso y está noveno en la general con 35 puntos, a diez del octavo, Esteban Ocon.

 

 

¿Y Daniil Kvyat? Finalizó decimosegundo. El ruso está muy descentrado.

Ahora toca el descanso veraniego hasta el GP de Bélgica. ¡Qué lo disfruten!

 

Autor :  Javi Prieto /  @Willyeforever

Imágenes : Toro Rosso