Si hay una historia de superación conocida en el mundo del deporte del motor, esa es sin duda la de Robert Kubica. El piloto apuntaba maneras desde las categorías inferiores, labrándose una reputación en el kárting en Italia. El piloto escaló rápido y con su llegada a la Fórmula 1, rápidamente se consolidó en el equipo BMW. En 2008 tocó cumbre, pues ganó una carrera y llegó a liderar el campeonato, en el seno de un constructor que, por aquel entonces, parecía sólido. Sin embargo, tocó cambiar de aires y en 2010 marchó a Renault, con ciertas voces en el paddock anunciando que el paso por la escudería gala serviría para esperar la llamada de Ferrari.

Pero en el cambio de año llegó la tragedia, y a inicios de 2011 sufrió un terrible accidente en un rallye provincial italiano que le obligó a alejarse del Gran Circo, parecía que solo temporalmente. Kubica sufrió un grave deterioro en el brazo derecho y comenzó una travesía por el desierto mientras se recuperaba. Tras unos escarceos en el mundial de rallyes con escaso éxito, su nombre volvió a sonar en 2017, cuando realizó varios test con Renault y Williams, probando los Fórmula 1 de aquel año. La temporada siguiente, condujo en varios Grandes Premios el coche de los de Grove, realizando tiempos muy pobres que parecían ignorarse debido a la ilusión del paddock ante el posible retorno del polaco.

Así, este 2019 consiguió el puesto de piloto titular en Williams

Con el suculento aporte de su patrocinador, junto al debutante George Russell, campeón de la Fórmula 2. Había dudas sobre el posible rendimiento de Robert y era de sobra conocido el desbordante talento del vigente vencedor de la antesala a la F1, pero pocos sospechaban el repaso continuo y arrollador al que el joven Russell ha sometido a Kubica esta temporada. Un escalofriante 21 a 0 en clasificación, cuando los pilotos van al máximo, con el mismo coche. Tal gesta, en el pasado reciente, solo ha sido realizada por Fernando Alonso con Vandoorne en 2018 y Nelsinho Piquet en 2008.

Además, en carrera, el bueno de George ha sometido a Kubica en la mayoría de carreras, incluso llegando a doblar al polaco. Este, sin embargo, se puede llevar la victoria moral de haber quedado por delante en el campeonato, con un punto conseguido de carambola en el GP alemán (una de las escasa carreras donde vio la bandera a cuadros antes que Russell), lo que en realidad es meramente anecdótico.

El balance de Robert Kubica a su temporada

Kubica ha explicado que para las primeras carreras estaba dispensado de realizar un gran papel, pues han cambiado muchas cosas desde aquel 2010 y se requiere un mínimo de adaptación. Sin embargo, sabe que no puede esconderse y que su compañero ha delatado sus carencias. «Siempre acabábamos detrás, no ha sido fácil. Espero que la escudería saque cosas en claro y pueda mejorar la próxima temporada. Ha habido situaciones que nos han perjudicado a George y a mí en lo referente a competir», ha comentado.

«Seamos realistas, he de tomarme Abu Dabi como mi última carrera en Fórmula 1»

El polaco considera que lo más probable es que la de Yas Marina haya sido su última carrera en F1, aunque deja una puerta abierta, puesto que «nunca se sabe qué puede pasar en un futuro». Referente al mismo, ha explicado que tiene claro qué quiere hacer pero que necesita atar los cabos antes de comunicarlo, aunque admite que le gustaría saber ya qué hará el próximo año. Kubica ha dicho que estos diez años de trabajo para volver le han enseñado que toda estabilidad se puede perder en cualquier momento, pues recuerda que «tenía un contrato por varios años y acabé en el hospital, con medio cuerpo destrozado y cerca de morir». Desea poder competir manteniendo batallas de verdad, cuerpo a cuerpo, situaciones que han brillado por su ausencia este año con el Williams.

 

Imagen: Williams Racing