El ascenso de Renault desde su regreso a la máxima categoría ha sido impecable. Una vez solventados los asuntos económicos pendientes que dejó Lotus, en Enstone pudieron enfocarse a la competición poniendo cada vez más recursos a disposición del equipo. Habiendo trabajado prácticamente desde su llegada en la nueva generación de monoplazas puesta en marcha en 2017, la marca francesa ha puesto el rombo en la cima de esa zona media tan apretada en estos últimos años. La distancia con la cabeza continúa siendo excesiva, aunque éste es más bien un mal crónico de esta categoría.

Parte de esta subida de peldaños se debe a su asociación con Red Bull. El suministro desde los comienzos de la era híbrida ha permitido a Renault adquirir los conocimientos necesarios para dotar a las unidades de potencia de mayor poder y fiabilidad. En el camino, los tiras y aflojas continuados con presiones por parte de la empresa de Dietrich Mateschitz acabaron por romper una cuerda que ahora estará en manos de Honda a partir de la próxima temporada. Nuevamente aquí ha entrado en juego la divergencia en rendimiento, la cual no ha permitido a Red Bull volver a la lucha por el campeonato.

Sin validez para los de Milton Keynes pero en cuanto al equipo oficial ha bastado para posicionarse donde hoy están. Todo a merced de un chasis a la altura. Una estructura creada por un equipo humano que ha sabido reforzarse y reorganizarse en momentos claves. Una dupla de pilotos fiables y con velocidad, igualmente importantes para superar a un equipo como Haas. Los norteamericanos poseen un monoplaza superior, pero que paga alto precio por sus errores cada fin de semana. Aspecto más relevante que el rendimiento en sí mismo.

Con Force India intermitente, Mclaren cayendo en picado de nuevo, y con Sauber encomendándose a las manos de Leclerc, Renault se erige como la cuarta fuerza. En los últimos tres fines de semana ha logrado puntuar con ambos coches, una regularidad que le sirve para ir afianzando su status. No obstante, en cada carrera se gira una ruleta en esta zona de la parrilla. Cuando las décimas deciden cualquier detalle resulta vital.

Con vistas a 2019, la normativa ya plantea cambios a nivel aerodinámico para intentar solucionar el problema con los adelantamientos. Quitar importancia a la aerodinámica, una vuelta atrás respecto a lo que hoy día se hace. Ante ésto, los equipos deben de emplearse cuanto antes en los monoplazas de 2019. Un dilema para equipos como Renault que dadas las circunstancias no pueden abandonar o relajar la atención sobre el monoplaza actual:

“Creo que va a ser principalmente defender la cuarta posición en el campeonato. Pero no estoy completamente seguro de quién nos vamos a tener que defender”.

“Quizá, ¿Force India o Haas? Mclaren podría recuperarse. No está claro, pero es algo que tenemos que vigilar, porque si no tenemos una oposición clara podría diluirse, lo cual significa que podemos tener un final de temporada más fácil. Y eso implicaría que seríamos capaces de cambiar rápidamente nuestra mente hacia el año que viene, lo cual tiene que ser la próxima oportunidad para dar un salto en el campeonato”, comenta el parisino.

 

Imagen: Renault Sport F1