El GP de Austria llega precedido de un final anunciado de una era en la F1. El 30 de junio, Ron Dennis cerró una relación de treinta y siete años con McLaren al vender sus acciones (25% de participación) y abandonar la presidencia del grupo. Una retirada que no es una sorpresa, ya que el ex gerente, de 70 años, había sido expulsado del Grupo de Tecnología de McLaren que dirige el equipo de Fórmula 1 desde el pasado noviembre. Según la prensa británica, la operación ascendió a 275 millones de libras (313 millones de euros), y su participación se distribuye entre los demás accionistas, el fondo de inversión de Bahrein Mumtalakat y Mansour Ojjeh.

Ya en ‘modo competición’, Hamilton logra fácilmente los mejores tiempos el viernes, pero, desgraciadamente para él, sus mecánicos tienen que reemplazarle la caja de cambios, y recibe una penalización de cinco lugares en la parrilla del domingo.

El sábado la pole fue para su compañero Valtteri Bottas y Lewis cometió algunos pequeños errores en sus vueltas lanzadas y solo firmó la tercera tras Vettel, lo que quiere decir que el domingo salió desde el octavo lugar en la parrilla. Vettel hizo un gran tiempo a sólo cuarenta y dos milésimas del finés de Mercedes así que los guarismos anunciaban pelea por la victoria. Tras ellos, Raikkonen, Ricciardo, Verstappen, Grosjean y Pérez ascendieron una plaza y salieron delante del penalizado Hamilton. Respecto a los españoles, Sainz pasó a Q3, pero no pasó del 10º puesto en parrilla y Alonso ni eso porque calificó 12º solamente tras cambiar motor y montar el sábado una unidad anterior pues la del viernes (que era de una especificación nueva) le dio problemas al asturiano.

En la jornada dominical, ya en modo carrera, el Red Bull Ring batió su récord de afluencia de público y 120.000 aficionados poblaron las gradas, sin duda, ayudados por el ‘efecto Verstappen’. El cielo estaba cubierto, pero no llovió. Donde sí hubo ‘tormenta’ fue en Sauber pues Wehrlein tuvo que sustituir el turbo y, al romper el régimen de parque cerrado, comenzó la carrera desde el pit lane. La elección de gomas por parte de los pilotos fue muy variada: los Ferrari, Red Bull, Force India, Toro Rosso, McLaren, Grosjean, Ericsson y el poleman Bottas tomaron la salida con el ultrablando mientras que Hulkenberg, Magnussen, Stroll y Wehrlein con neumáticos superblandos al igual que Hamilton que hizo la Q2 con ese compuesto y con optarían por los blandos Palmer y Massa.

Antes de apagarse todas las luces del semáforo, Bottas se mueve mínimamente y se anticipa (o eso parece) una fracción de segundo. No sería penalizado pues, al acabar la carrera, la explicación oficial fue que no había obtenido ventaja con ese movimiento que (consideraron) era fruto de engranar el embrague y no una salida anticipada. Vettel permaneció segundo mientras que Ricciardo adelantó a Raikkonen. Verstappen, por su parte, salió muy lento debido a un problema con el embrague y un Kvyat muy ‘optimista’ golpeó a Alonso en la frenada del español. Tras ese golpe, el McLaren giró sobre sí mismo y Verstappen chocó contra él. Como consecuencia tanto el ídolo local como el asturiano tuvieron que abandonar. El primero con la suspensión trasera derecha tocada de muerte y el español una vuelta más tarde con la dirección seriamente dañada.

Raikkonen y Ricciardo estaban muy enzarzados y, en la frenada de la curva Remus, el australiano estorbó al finés, momento que aprovecho Grosjean para pasar a Kimi. Bottas lideraba la fila por delante de Vettel, Ricciardo, Grosjean, Raikkonen, Pérez, Hamilton, Ocon, Sainz y Massa. A la vuelta siguiente Raikkonen recuperó la posición perdida con el francés de Haas en la curva Schlossgold mientras Vettel ya estaba a 1.5” de Bottas quizás distraído por estar quejándose por la radio de que Bottas se había escapado en la salida.

Habiendo abandonado uno de los españoles, estábamos pendientes del otro. Por desgracia el motor del Toro Rosso de Sainz daba problemas de pérdida de potencia y el madrileño era adelantado primero por Massa y más tarde por Palmer y Magnussen. Simultáneamente, Kvyat recibía una penalización de drive-through por el accidente de la primera curva y el francés entró al pit a cumplirla rápidamente.

Por delante, la distancia entre Bottas y Vettel se estabilizaba entre cuatro segundos y medio y cinco segundos. Tras ellos un Raikkonen que no amenazaba a Ricciardo y se quejaba de falta de equilibrio y un Hamilton que poco a poco se estaba acercando al finés de Ferrari y ya estaba a poco más de tres segundos del último escalón del podio.

Tras las primeras 20 vueltas (de 71) Bottas lideraba con 5.5” de ventaja sobre Vettel, 9.2” a Ricciardo, 15.9” a Raikkonen, 16.8” a Hamilton, 30” a Grosjean, 32” a Pérez, 34” a Ocon, 38” a Massa, 43” a Stroll y 44” a Magnussen que cerraba los puestos en los puntos. Vettel no incomodaba a Bottas y, aparentemente, Hamilton se resignaba a intentar doblegar a Kimi con la estrategia.

El primero en hacer su parada (y única como para la mayoría) fue Lewis Hamilton en la 31ª (de 71), y cambió sus superblandos por ultrablandos. Curiosamente el primero en entrar fue él que había tomado la salida con superblandos mientras sus rivales, con ultrablandos desde el inicio, continuaban en pista. Poco a poco fueron entrando los demás y, diez vueltas más tarde que su compañero, entró el líder Bottas para sustituir sus maltrechos ultrablandos por un juego nuevo de superblandos. Al incorporarse a la pista entró tras Kimi (que aún no había parado) y tres segundos por delante de Vettel.

Raikkonen seguía en pista. Líder, sí, pero perdiendo tiempo vuelta tras vuelta con su rival real, Hamilton. Por fin, en la 44ª, Bottas alcanza y adelanta con suma facilidad a su compatriota y es entonces cuando desde el muro llaman a Kimi a cambiar gomas. Pese a que el cambio fue bueno, de 2.7”, entró a pista muy por detrás de Hamilton.

Una vuelta más tarde, en la 45ª, Vandoorne es sancionado con un drive-through por no respetar las banderas azules y Sainz es llamado por su muro para abandonar porque su unidad de potencia está dañada.

El último en hacer su parada fue Massa, en la 47ª. Esto evidenció que su estrategia no era ni mucho menos mala pues, pese a haber el único junto con Palmer en tomar la salida con blandos, se incorporó en una cómoda novena posición con su juego nuevo de ultrablandos. En ese momento, Bottas lideraba con 3.8” sobre Vettel y más atrás Ricciardo, Hamilton, Raikkonen, Grosjean, Pérez, Ocon, Massa y Stroll ya doblado por Valtteri.

Las señales de alarma se encendieron en la 65ª pues, a falta de tan sólo seis para la bandera a cuadros, cayeron algunas gotas en el circuito. Finalmente, nada grave. No fue a más y la carrera terminó como iba.

Pese a que Vettel se acercó mucho al finés de Mercedes, Valtteri Bottas resistió la presión y ganó su segundo Gran Premio con solo seis décimas de margen sobre el alemán. Ricciardo retuvo el tercer lugar frente a Hamilton y Raikkonen acabó quinto por delante de Grosjean, Pérez, Ocon, Massa y Stroll.

Autor del artículo: Jorge Rivas/@jorgerivase

Imágenes: Jorge Rivas – @F1