Aprovechando que es un día feliz- me hago más viejo-, quiero traeros una reflexión, la cual servirá para inaugurar esta nueva sección, de esas que te surgen de repente. Ideas que vienen a la flecha cual estrella fugaz y que debes cazar al vuelo, porque sabes que son fiel reflejo de lo que sientes, de lo que piensas, y de quizás, de lo que te representa.

Ayer fue la gala en París de el Hall Of the Fame, en el cual se reunieron 33 campeones de la F1, convocados por la FIA. En ella Rosberg, y Fernando Alonso fueron incluidos dentro del olimpo de la categoría reina, ganándose el reconocimiento de las altas esferas, y de los grandes baluartes de esta competición que tanto amamos.

Mi reflexión es simple: ¿Debemos creer en Mclaren Renault?, bueno, yo no tengo la respuesta a eso, y dudo que ni los propios británicos la tengan, pero lo que sí es cierto, es que día tras día quienes pensaban ver muerto- deportivamente- a Fernando Alonso, muy a su pesar se llevan un chasco día sí, día también. Porque este muerto ha sabido lidiar con un coche que corría, pero no aguantaba ni la vuelta de formación. Ha sabido aguantar la presión de no ganar, ha sabido buscar en otros horizontes, y no ha vuelto escaldado de otras competiciones, con la lección aprendida de que dejar la F1 es lanzarse al fracaso. No, todo lo contrario, y aquí viene mi reflexión:

Si a alguien que abandona 12 veces en una temporada, que va a la Indy y rompe el motor, que su máximo hito desde 2015 son dos vueltas rápidas y dos quintos puestos, le meten en el Olimpo de la F1 en medio de la tormenta, será porque alguien confía en que de ese barco que aparentemente habrá naufragio saldrá algo digno de recordar, ¿no creen? ¿O es que el premio viene por la constancia, la valentía y el talento? No seré yo quien valore a la FIA, pero si premian a un muerto es que creen que puede dar mucha vida.

Yo solo digo que nos queda mucho ver, habrá sufrimiento, habrá derrotas, habrán tristezas, pero déjenme que me atreva a entonar el lo peor ya ha pasado, y es que si de alguien en este barco confío, ese no es otro que del capitán, Fernando Alonso.

Autor: Sergio Rodríguez /@sergiorf97

Fuente de la imagen: FIA