Tras más de 8.000 km. y 49 horas de navegación por bastos páramos desérticos, cerrábamos la tarde del domingo con la noticia de que Carlos Sainz se hacía con su segundo Dakar, tras haber conseguido el primero con Volkswagen allá por 2010. Si a esta gesta por duplicado le sumamos los dos campeonatos del mundo de WRC conseguidos en 1990 y en 1992 (y unos cuantos más que podrían haber sido), llegamos a la conclusión de que este Dakar no convierte en leyenda en madrileño, pero sí sirve como recordatorio de la grandeza del Matador.

Esta victoria Carlos la ha conseguido con 55 años, lo cual nos vuelve a recordar que no existe edad ni tiempo para el desarrollo y la exhibición del talento, especialmente aquel que puede comprobarse bastamente que es innato. Dicen que las comparaciones son odiosas, pero, y como viene siendo en mi línea, me gustaría extrapolar esta gesta de Sainz con la edad de Fernando Alonso: 36. Ciertamente, 19 años separan a ambos bicampeones, algo que puede darnos pistas de que, y para contrariar varias voces críticas contra el asturiano, aún no se le ha pasado el arroz. Con esto quiero decir que, si un “gafe” con 55 ha podido ganar el Dakar, ¿qué no podrá hacer un “muerto” con 36?.

La edad limita, pero no restringe, así que, volvamos al camino de la ilusión y de la esperanza que Fernando tiene gasolina para rato, sea en F1 (veremos el tercer título),o en otra categoría del motorsport, cosa que nos ha demostrado en un solo año, probando hasta 3 disciplinas diferentes ( F1, Indy 500, 24 h Daytona- test con Toyota para el WEC). Sigo creyendo, y como bien decía Cicerón, que podemos comparar a las personas con los vinos, ya que la edad mejora a los buenos y agria a los malos.

Este fin de semana, las 24 h. de Daytona abren un 2018 que puede ser espectacular para aquellos que siguen- seguimos-  a Fernando Alonso, aunque eso sí, debemos rebajar las expectativas, ya que como hemos visto en los test, y me reafirmaba el maestro Raimon Duran, el equipo de Fernando, United Autosports, trae un line-up rookie, con un LMP2 algo lejos de los Cadillacs. Sea como sea, vaya como vaya, gane quien gane, donde esté Fernando ahí estaremos, sea el primero, o sea el último.