Con la llegada de Liberty Media y su discurso prometedor sobre la mejora del espectáculo, despertó entre los aficionados las mayores fantasías sobre el regreso de motorizaciones empleadas antes de la entrada de la era híbrida en 2014, sobre todo aquellos V10. Unos motores cuyo nivel sonoro aportaban un plus a juicio de muchos que se deleitaban desde la grada o bien en la misma pista. Notas que han desaparecido de manera radical, los turbos más la reducción de cubicaje y cilindros añadidos a componentes recuperadores de energía han reducido considerablemente los decibelios que ahora se echan en falta.

Ross Brawn también se manifestó en este aspecto, en la misma vertiente que Jean Todt. Los motivos para poner en duda esta tecnología, que ya cuenta con cierto recorrido en la competición (éste sería el cuarto año), exceden del atronador canto que emitían. Los elevados costes tanto de fabricación como desarrollo además de la inmensa complejidad intrínseca redundan en unos fabricantes que niegan sumarse a la parrilla, a pesar de ser la tecnología preferida a corto plazo para paliar los efectos de la contaminación y las distintas restricciones gubernamentales en los coches de calle.

De momento, parece que esta tecnología se implantará en la competición más allá de 2020, año en el que se prevé una nueva normativa al respecto, la cual ya ha sido puesta en marcha nuevamente por Ross Brawn. No hay vuelta de hoja. A su favor tienen un margen aún enorme en cuanto a mejoría en rendimiento, la potencia que éstos entregan a día de hoy se encuentra a niveles ya netamente superiores a aquellos que dotaban a los monoplazas hasta 2005. Todo ello a niveles de eficiencia nunca antes experimentados, puesto que el gasto de combustible igualmente se ha visto reducido una tercera parte. Aunque en este aspecto también entra en juego el máximo de carburante por carrera, pero no empaña en ningún modo esta especie de ejercicio de ingeniería.

Jean Todt, una vez más, no deja debate alguno. El Presidente de la FIA no pone la marcha atrás, sino que todo lo contrario, pone sobre la mesa las palabras oportunidades e innovación en estas declaraciones para la agencia SID:

“La visión de todo el mundo es intentar hacer la F1 mejor. Debemos pensar en oportunidades nuevas e innovaciones y en siempre mirar hacia delante, pero es impensable abandonar los motores híbridos, los V10 y V12 del pasado deberían permanecer en el pasado, incluso aunque no haya razón para gastar dinero cada año en tecnologías nuevas”

Los vocablos anteriormente nombrados han sido la tónica de la F1 desde sus comienzos. Ahora corresponde dar rienda suelta a unos componentes que ya forman parte incluso de automóviles de calle, aunque inaccesibles de momento para el gran público, dar continuidad a una progresión impuesta por estos tiempos en los que la eficiencia y la eficacia ganan el pulso.

 

Autor: Pablo Bernal / @PabloBernal333

Fotos: Sutton Images