Viernes de muchísimo trabajo en el circuito de Yas Marina, el cual, como ocurre en Baréin, nos permite tener dos sesiones con dos condiciones de pista muy diferentes, algo que viene provocado por la caída del sol que trae una oscilación térmica de 15-17º en pista.

Como si de púgiles se tratasen, las sesiones, aparte de tener muchas pruebas, incluso enfocadas en 2019 (Mclaren y Williams), hemos visto un ‘intercambio de golpes’ entre Mercedes y Red Bull, con los austríacos dejando claro que su buen rendimiento en las últimas citas no viene por la trivialidad del destino, si no por una evolución que les ha puesto a comer en la mesa de Ferrari. Una Ferrari que parece tener aún un margen de mejora que les permita dar el pequeño salto necesario para estar en la pelea; aunque los ‘rojos’ nos han acostumbrado en muchas citas a esconderse el viernes.

Bottas ha vuelto a demostrar que es un ‘abonado’ al circuito arábico, con una buena serie de vueltas con gran ritmo con todos los compuestos, aunque con el retrovisor muy vivo fijándose en Verstappen, que ha cerrado la segunda sesión de libres (la que coincide en horario con la carrera) a 0,44 del finés, algo que ya nos evoca una clasificación apretada y una carrera muy peleada, con la sombra del hiperblando y sus incógnitas en el aire.

Alonso y Sainz, uno con un casco emotivo y especial, llevando al Mclaren muy por encima de lo esperado, algo que ha sido la tónica desde 2015, y un Carlos que ha querido homenajear a su ídolo desde siempre con un casco especial, el cual estoy seguro que viajará dirección Asturias en cuanto finalice el Gran Premio. Kubica ha vuelto al Williams con un discreto 20º, acusando quizás la falta de ritmo y usando la sesión para programas diseñados para el 2019, con muchas ganas de estar presente en los test de post-temporada de martes y miércoles.

Imagen: Xavier Gázquez