Corría el año 2015, una temporada nefasta para los intereses de Fernando Alonso y su escudería, McLaren. Los británicos habían resucitado la alianza con Honda, cuyo resultado fue incluso más nefasto que en la peor pesadilla de Ron Dennis. Con un ambiente enrarecido en el seno de McLaren, con la moral hundida tras el paupérrimo rendimiento y con la confianza resquebrajada en el motorista japonés, que en cada paddock empleaba una excusa distinta, todos estaban ya deseando que finalizase ese annus horribilis. Ya hacia el final de la misma, a Honda le quedaba aún una dura plaza que torear, su gran premio de casa. Allí, en su propio circuito, el de Suzuka, con el alto mando presente y la intención de maquillar los resultados, a Fernando Alonso no se le ocurrió un momento o lugar más idóneo para soltar su bomba. Simplemente, se limitó a decir por radio «GP2 engine, GP2», es decir, motor de categoría inferior. A ello siguió un grito de desesperación.

No era la primera vez que ridiculizaba a su equipo por radio, pues en el anterior gran premio de Canadá de ese mismo año llegó a comentar que «ya tengo bastantes problemas, pareciendo que somos unos amateurs». Pero esa frase del GP de Japón trascendió a otra dimensión, de humillación máxima a Honda y que ya ha quedado en el imaginario popular de la Fórmula 1 contemporánea.

La explicación de Alonso

Lo que sucede en este deporte es que las conversaciones de los equipos, mientras los pilotos están dándolo todo en pista a ciento ochenta pulsaciones, son retransmitidas en directo. Los pilotos no se esperan a ser atendidos por los periodistas en ruedas de prensa posteriores, en frío (que también), sino que una frase que se les puede escapar en la vorágine de la competición es escuchada por todos. Esto ha sido lo que Alonso ha explicado recientemente, pues ha comentado que «decirlo se debió a la frustración y lo comenté en una conversación privada con mi ingeniero, que se pinchó en la televisión. No lo dije para que fuera público, no fue en una entrevista». Así, el bicampeón del mundo desmiente haberlo hecho premeditadamente para socavar la reputación de Honda en su tierra, pero sí ha admitido que «el motor iba muy mal».

El asturiano también ha querido valorar el rendimiento actual del motor nipón. Ha explicado que a raíz de las recientes victorias con corazón Honda por parte de Max Verstappen ha recibido mensajes recordándole sus palabras acerca de la susodicha unidad de potencia. Alonso ha declarado que se alegra por los japoneses, pero que el motor actual nada tiene que ver con el que a él le tocó lidiar.

 

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