Y llegamos al 13 se septiembre con el GP de la Toscana y Ferrari continua en la incertidumbre desde el camino de Spa hasta Mugello. La historia que escribimos hasta aquí no marca el final de ninguna manera. A través de las décadas, Ferrari y Fórmula 1 se convirtieron en sinónimos y su nombre perdurará en los millones de tifosi que se emocionan de alegría o tristeza según el devenir del Cavallino. Lo que está claro es que nunca hubo mal que dure cien años y Ferrari ha demostrado que siempre resurge de sus cenizas.

Mekies: “… nunca logramos que nuestro paquete funcionara correctamente”

Los milagros muy raramente ocurren. Mucho menos si se trabaja a tientas, sin conocer los problemas y, por ende, el camino para alcanzar las soluciones. Las palabras de Laurent Mekies, el sábado anterior al GP de Bélgica sobre la imposibilidad de lograr que el paquete presentado alcance objetivos anhelados, resultaron proféticas. Ferrari comenzaba a desandar quince días durísimos que los llevarían a Monza primero y luego a Mugello a soplar las velitas de las 1000 carreras en F1.

Spa Francorchamps resultó un trago amargo

La clasificación del team de Maranello lejos estuvo de ser buena. Apenas las rojas Ferrari pudieron llegar a la quali 2 en franca lucha con los Williams, los Alfa Romeo y los Haas. El fondo de la parrilla es un club de donde muy pocos quieren ser socios.

La carrera en el mítico Spa comenzó con un delgado hilo de esperanza. Charles Leclerc tuvo una buena largada superando a cuatro rivales en la misma vuelta 1. Lentamente el andar del monegasco fue de mayor a menor, que le llevó a caer al 12do lugar apenas en la vuelta 7. Esto fue empeorado con un ineficiente trabajo en boxes que lo condenaron al club del fondo, del cual jamás logró recuperarse.

Por su parte, Sebastián Vettel, quien ya parecía no preocuparse por la actualidad de su presente-futuro ex team, indicaba que su esperanza era que los problemas hubieran sido de la dificultad del circuito de Spa.

Desgraining: Ferrari en la incertidumbre entre Spa y Mugello

La vuelta 16

Tal vez, la vuelta 16 fue una de las más amargas de la historia de Ferrari. El Commendatore debe haber llorado desde alguna de las nubes que cubrían parcialmente la Ardenas. Esa terrible vuelta, Kimi Raikkonen superaba a Sebastian Vettel en pista sin que medie problemas técnicos, algo que no se había visto desde hace más de treinta años.

Sin velocidad, potencia, estrategia ni posibilidad de mejoras a corto plazo y con muchos errores, los condimentos básicos más áridos que harían la llegada a Italia un tanto más penosa.

Monza, una furtiva lágrima

La realidad de Bélgica se mudó a Italia.  Ferrari seguía probando casi a ciegas qué poder hacer con unos monoplazas que jamás fueron competitivos. A la falta de performance, se le sumó la indiferencia de Sebastian Vettel y la falta de un timón conductor.

La clasificación del sábado sólo reafirmó la realidad. Vettel no logró siquiera ascender a la Q2 y Charles Leclerc, quién sí lo hizo, apenas logró el 13er puesto superando a un Haas y un Alfa Romeo. Los tres impulsados por el mismo motor.

Vettel: “Ahora tengo unos días para descansar. El martes vuelvo a trabajar en el simulador, por lo menos ese coche va a durar”

Con esta atmósfera, Ferrari enfrentó un muy corto GP de Italia. En sólo 24 giros, y debidos a serios fallos en los frenos, el testigo del alma italiana había vuelto a Alfa Romeo y a Minardi (hoy por hoy el Alpha Tauri de Faienza). Primero, fue Sebastián Vettel quien perdió los frenos y debió retornar a boxes casi a paso de caniche. Luego, Charles Leclerc hizo una extraña maniobra en la salida de la Parabólica y se estrelló contra los neumáticos de seguridad. Por suerte, el monegasco salió de su auto por sus propios medios.

La frase de Sebastián Vettel fue realmente lapidaria. Especialmente cuando, en una semana, la Fórmula 1 llegaba a Mugello; lugar de la 9na competencia del campeonato 2020 y centro del festejo de la Casa del Cavallino por su GP Nº 1000.

Desgraining: Ferrari en la incertidumbre entre Spa y Mugello

¡Por fin! La carrera 1000

La larga espera terminó. Todo el circo llegó a la Toscana, al circuito de Mugello donde Ferrari se siente casi tan local como en su mismo Fiorano. Ya desde el día viernes, los corazones tifosi de todo el mundo rogaban por un milagro. Muchos, inclusive, elevaban plegarias para que el Cavallino tuviese tanto una buena clasificación como carrera. Lo primero, a base de manejo de Charles Leclerc se dio. El monegasco alcanzó el quinto mejor tiempo y la luz de un gran resultado parecía brillar en el firmamento.

Il cuore di don Enzo deve essersi spezzato

Sin embargo, todo quedó en ese brillo. En una carrera accidentada, con dos banderas rojas, las rojas Ferrari volvieron a navegar al fondo de los puestos puntuables. Sebastian Vettel se vio involucrado en el primer accidente y jamás logró remontar de ese lugar. Su compañero, Charles Leclerc, dibujó una largada aceptable; logró permanecer fuera de los accidentes e intentar un ritmo lógico. Sería este último punto donde no alcanzó los objetivos. Con problemas no resueltos, comenzó a perder posiciones. En cuatro giros cayó del 4to al 7mo lugar. Las detenciones tampoco fueron de gran ayuda. Todo esto ilustró un final muy pobre para una jornada que debería haber sido de gran fiesta. Para colmo de males, el inefable Kimi Raikkonen cruzó la meta por delante de las Ferrari, sólo para quedar entre ellas por una penalización. Desde arriba, Il cuore di don Enzo deve essersi spezzato el corazón de Don Enzo debe haberse roto dentro de estas cenizas de performance.

Desgraining: Ferrari en la incertidumbre entre Spa y Mugello

Conclusión, que sólo es un nuevo Prólogo

El magnetismo y la grandeza de la Scuderia Ferrari se construyó, muchas veces, de su poder de renacer de las cenizas. A los más grandes tragos amargos les siguieron tiempos de gran esplendor. Los nombres de Fangio, Lauda, Villeneuve, Berger, Alesi, Schumacher (entre muchos otros) cimentaron el gran mito que cabalga sobre el negro corcel encabritado. A ellos, lo han seguido los Alonso, Vettel, Raikkonen, Leclerc y a futuro Sainz Jr y, por que no, Mick Schumacher.  El Cavallino seguirá llevando los sueños de millones de fans a cada circuito en donde se presente. Es por eso, que esta serie de artículos que nos han llevado de la carrera 1 a la 1000 es sólo el prólogo de muchas más. Con esto, el lejano y viejo sueño de un muchacho italiano nacido en Módena, un 18 de febrero de 1898, se ha hecho realidad.

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