1.819 días han pasado desde la última vez que viéramos a Fernando Alonso vencer un Gran Premio. Ha tenido que ser en el mundial de Resistencia (WEC), para volver a volver a Fernando en lo más alto.

Carrera con bastantes incidentes, en el que el #7 de Toyota, que salía último tras ser descalificado en clasificación. Por parte del #8, el coche de Toyota, el stint inicial lo ha hecho Sebastien Buemi, que ha logrado abrir buena renta al principio del certamen, pese a la insistencia de los Rebellion Racing.

Tras un SC provocado por el accidente de uno de los Ford Chip Ganassi, entraba Alonso, para realizar un intenso e inmaculado stint en el que ampliaba la diferencia a los perseguidores más allá de una vuelta. Tras el asturiano, llegaba Nakajima, el cual empezaría con mal pie, con la necesidad de volver a parar en su primera vuelta, por un mal ajuste de los cinturones de seguridad, y tras ello, un trompo.

A falta de poco más de una hora, Alonso se subía al Toyota para la que se suponía que sería un plácido final de carrera, puesto que la diferencia con el segundo de los Toyota era de casi un minuto. Pero pocas vueltas más tarde, un fuerte accidente de uno de los SMP Racing provocaba un SC que le haría perder prácticamente la diferencia con Conway.

Tras la relanzada, Alonso tendría muchos problemas para mantener a Conway, el cual le estaba recortando varios segundos por vuelta. A media hora para el final, ambos hacían su parada, con Alonso saliendo por delante del británico, algo que se mantendría hasta el final de la carrera.

En las otras categorías, hemos vivido una carrera muy intensa, con una lucha latente entre Porsche y Ford en LMGTE-Pro, y con un dominio de Aston Martin en la categoría amateur, en la cual Ferrari ha sufrido mucho por el BoP (Balance of Performance).

En LMP2, el equipo de Vergne, el G-Racing, ha sido superior manteniendo un ritmo superior al DragonSpeed de Maldonado, a quien esperábamos más adelantes.

Imagen: Toyota Gazoo Racing