La F1 vive una época de cambios innegables y más que evidentes. La llegada de Liberty Media más la retirada de entidades dentro del Paddock como Bernie Ecclestone o Ron Dennis son un par de ejemplos en los que se ve reflejado, adherido a ello unos monoplazas bien diferenciados casi en su totalidad a sus antecesores. En la parrilla, más de lo mismo, estamos asistiendo a un inevitable relevo generacional frenado en parte por la necesidad de contar con la inestimable experiencia de pilotos veteranos para transitar por estos cambios con paso firme.

Entre ellos, Fernando Alonso. Un piloto que parece encontrarse incompleto, dos títulos conquistados hace más de una década que suenan a poco para un corredor de tales dimensiones. Candidato a ser campeón en 2007, 2010 y 2012 perdiendo sendos galardones por unos puntos que suenan a insignificantes, sumados resultan 8 los necesarios: 1 en 2007 con Mclaren, 4 en 2010 y 3 en 2012 ambos visitiendo el mono de Ferrari. Cada uno perdidos en últimas instancias por motivos diversos.

Actualmente se halla muy lejos de esos lares. No hay opción a aspirar a esos objetivos, nada más remoto. Ahora toca cruzar los dedos para ver la bandera a cuadros en cada sesión, nuevamente ya que Mclaren Honda no da los frutos que según ellos han ido sembrando. Tres temporadas con un panorama similar, siendo la presente la última por contrato con Woking cuya dirección parece dispuesta a extender su vinculación por algunos años más. Zak Brown afirma que el asturiano aún tiene mucha mecha que quemar.

Tras esta temporada, se prevé un nuevo baile de asientos. Valtteri Bottas, Sebastian Vettel, Carlos Sainz y el propio Alonso son quienes finalizan contrato con sus respectivos equipos. En todo este barullo la cuestión sería qué se puede vaticinar respecto al piloto de Mclaren. Primero su situación actual sin dejar atrás lo acontecido esta pretemporada, que no es otra cosa que el “inesperado” giro dado por el anuncio de Nico Rosberg, quien dejaba la competición tras ganar el título en 2016.

La elección de Mercedes para cubrir la plaza del alemán fue Valtteri Bottas tras millones de especulaciones. El equipo de Brackley sondeó toda la parrilla ya que pueden y deben permitirse ese lujo siendo los dominadores del campeonato estos últimos años. Uno de los revisados fue Alonso y su famoso contrato. Toto Wolff admitió ante los micrófonos de Movistar que efectivamente tuvieron en cuenta esta vía. Por otra parte dejó unas palabras que suenan a esclarecedoras: “Hay que considerar el equipo como un conjunto, con sus dinámicas y funciones”. Aquí es donde entró en juego el finés, un piloto tranquilo e incluso apaciguador, justo lo que necesitaba Mercedes después de las tormentas acontecidas.

Si algo destaca en el piloto español es por sus declaraciones incendiarias en ocasiones. Además como antecedentes, se conoce que no es la mejor opción mezclarle con otro piloto dispuesto a pelear junto a él por objetivos comunes. Dicho también por Wolff aunque, como acostumbra el austriaco, más políticamente correcto. Si es por ello por lo que Mercedes le descartó, no cabría ver al ovetense en un equipo top la próxima campaña ya que Ferrari y Red Bull tienen sus planes bien encaminados para empezar con duplas ya constituidas y bien asentadas para un futuro próximo.

Quizá las opciones a priori algo más factibles sean un regreso a Renault o bien comenzar de nuevo en Williams, dos equipos que lucharán por establecerse en la zona media. El obstáculo sin embargo sería el elevado salario, del cual una parte corresponde a Honda. La economía de los mencionados anteriormente dista de la solvencia suficiente como para afrontar un contrato de esa magnitud, añadiendo que por ejemplo Carlos Sainz puede aún dejar Red Bull al finalizar esta temporada, el madrileño es uno de los más seguidos debido a su proyección y la categoría que va adquiriendo. Con lo que las opciones para estos equipos se abren a partir del término de dichos contratos.

El tiempo al igual que la paciencia de Alonso van agotándose. Posibilidad de abandonar este barco a mitad de temporada, supondría romper papeles pagando, todo ello para, como dijo él mismo en Australia, quedarse en el sofá de su casa sin mejor cosa que hacer. Muy mal se tendría que dar todo para desembocar en un escenario similar, aunque probabilidades existen por supuesto. Así que por lo pronto esta situación parece la menos ideal para sus intereses e intenciones, los cuales pasan por competir. Felipe Massa fue preguntado sobre ello por la prensa brasileña. Su ex compañero está seguro de que la marcha de Mclaren este mismo año no se producirá:

“Creo que lo primero que hay que entender es que tiene un contrato. Si lo deja ahora, estará parado hasta el próximo año, ¿y para qué? También no podemos olvidar que tiene un contrato enorme”

“Seguirá y lo cumplirá, aunque es cierto que todo puede suceder. Pero si está pensando en ir a un equipo competitivo, esto no sucederá este año. ¿Parar ahora? No lo creo, pero como he dicho, nada es imposible“.

En conclusión, queda Mclaren sí o sí teniendo presente todo estos detalles, véase contrato esencialmente. Es absolutamente necesario insistir en el hecho de encontrarnos en los bostezos de este campeonato. Solo resta una carrera de las veinte en total hasta Abu Dhabi, a finales de noviembre. Un mundo, que parece haberse creado ya a raíz de la pretemporada y del Gran Premio inaugural tan solo. Mucho tramo por recorrer, a medida que se vayan cayendo hojas del calendario las deducciones se harán más precisas. Cualquier acción o acontecimiento será analizado con lupa, y también exagerado.

Queda patente que el asturiano no ha perdido la garra y el pundonor que le atesora. En el Gran Premio de Australia de la pasada semana supo exprimir el poco jugo que contiene el MCL32 optando a sumar un punto, hasta esto parece casi inalcanzable esta temporada en circunstancias corrientes. Vandoorne se suma al discurso de no luchamos contra nadie ni somos competitivos, él sufrió en Melbourne un anticipo de aquello a lo que se va a enfrentar este año.

Es por ello por lo que el nuevo dirigente de Mclaren quiera tenerle en la formación por más tiempo, a pesar de que éste juegue en su contra. Correspondería entonces otro año inerte en un tercer o cuarto plano, en una escudería en tensión que vaga sin dirección o más bien tiende a la baja.

 

Autor: Pablo Bernal / @PabloBernal333

Foto: Sutton Images